Fuerza, originalidad y belleza, tres palabras que podrían perfactamente definir esta colección de ¨el caballo¨.
La gente se asombra, la pasarela se llena de sillas que poco a poco van cubriendose con músicos, la magia de la joven orquesta sinfónica Arte Novum, empieza a recrear los lugares más idilicos en los sentidos de los espectadores, hace gala de su presencia: el director sevillano Manuel Alejandro González para empezar la obra maestra. Ha empezado el show.
Paleta de colores pasteles con toques de negros y marrones, asombrosos abrigos de pelo y otras piezas barnizadas con una influencia de deportes extremos como: el snowboard y el alpinismo, serie de complementos como cascos de piel y maxibolsos, en un ambiente de frío (debo aclarar: al fin alguien que se toma en serio esto de otoño-invierno).
El título de la colección se funde con paisajes vividos en otra época, evoca un sueño de paraiso congelado en el tiempo, mezcla de tejidos creando una riqueza que provoca sentir, sigue envolviendo la atmósfera la cálida sensación de las melodías realizadas por el compositor sevillano a duo con Nicolás.
Presentación impecable, final de novia blanca con matices de encajes y pequeños brillos, como la nieve de las ideas que nacen de este diseñador.
El cierre: sin palabras.
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